[Los amantes del círculo polar - 1998]

septiembre 06, 2009

Título: Los amantes del círculo Polar
Director: Julio Medem
País: España
Año: 1998
Género: Drama Romático


Sinopsis:

Una historia de amor apasionada y secreta, contada por cada uno de sus protagonistas, Ana y Otto, desde que tienen ocho años hasta los veinticinco. Todo comienza en 1980, a la salida de un colegio, cuando dos niños echan a correr por distintos motivos. Desde esa tarde en la que se les escapa el mundo, las vidas de Ana y Otto se trenzarán en un mísmo círculo, que comenzará a cerrarse diecisiete años más tarde, en Finlandia, en el mismo borde del Círculo Polar.

Comentario:

La propuesta ahora es una historia de amor geométrico, circular, eterno, íntimo, secreto. Es la historia de Otto y Ana, Ana y Otto, dos nombres geométricos, que se leen igual hacia adelante y hacia atrás - como Medem -, que han convertido su vida en una sucesión de casualidades y su amor en lo más grande y secreto surgido de ellas. Y la película, narrada, se basa en la casualidad para a dos voces superpuestas y bajo el plano subjetivo de esteos dos amantes capicúas y hermanados, retroceder y avanzar, ir y venir, jugar con el tiempo y el espacio, solapando ensoñación y realidad. Una narración menos críptica, más diáfana, pero igual de compleja que en sus anteriores películas y dónde las metáforas y las imágenes vuelven a ser un elemento fundamental.

Medem hace una propuesta del amor como algo normalmente transitorio pero existente, solo inusualmente geométrico o perfecto (siempre maravillosamente infantil) pero como fruto de la casualidad, de la cual se extrae la eternidad del mismo, desde el preciso, hermosísimo y maravillosamente poético momento en que uno de los amantes se introduce en los ojos del otro. En los ojos vivos, muertos, del otro. La vida es circular, el destino, la suerte y la muerte también juegan sus bazas en esta única rueda.

Quizás pierda Medem con esta gran película (una nítida y rotunda obra maestra en tres cuartas partes) adeptos de su círculo cinéfilo, pero ha ganado, obviamente, público. Es un Medem más maduro, completo, seguro y sereno. Pero sigue siendo un Medem osado que se marchó a rodar media película a Finlandia, al Círculo Polar, dónde en las noches de verano no se pone el sol, existe el sol de medianoche; igual que la fría Finlandia es el escenario del calor amoroso: dos hermosas y poéticas contradicciones plenamente emparejadas. Y es un Medem con su propio sentido del humor y sus divagaciones fantástico/oníricas tan llamativas como propias. Es un Medem imprescindible para el desarrollo cualitativo del cine español, un cineasta clave para el futuro, quizás el más atractivo de nuestro cine.


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